El último capítulo de Jimmy Carter: helado de mantequilla de maní y cumplir 99 años


Quizá sea que todavía le encanta el helado de mantequilla de maní. O tal vez sea el hecho de que sus Braves de Atlanta están en primer lugar, se perfilan hacia la postemporada y quiere ver otra Serie Mundial de béisbol. O, como suponen muchos de sus seres queridos y antiguos asesores, quizá solo sea que es demasiado terco para cumplir con el calendario de otros.

Sea cual sea la razón, a siete meses de haber comenzado a recibir cuidados paliativos, Jimmy Carter sigue con nosotros, muchas gracias. De hecho, cumplirá 99 años en poco más de una semana. Aunque casi todos, incluida su familia, supusimos que el fin era inminente cuando decidió suspender todo tipo de tratamientos en el invierno, este agricultor que llegó a la presidencia una vez más ha desafiado las expectativas.

“Al principio de este proceso, pensamos que ocurriría en unos cinco días”, dijo en una entrevista Jason Carter, su nieto, sobre la decisión del expresidente de abandonar el hospital en febrero y optar por cuidados paliativos en su casa ubicada en Plains, Georgia. “Estaba con él en el hospital y luego me despedí. Entonces creímos que sucedería esa semana, que llegaría el fin. Pero ya pasaron siete meses”.

Jimmy Carter de por sí era el presidente más longevo en la historia de Estados Unidos, pero, ahora, su resistencia incluso en cuidados paliativos ha capturado la imaginación de muchos admiradores por todo el mundo. También ha generado una serie de despedidas no planeadas, pero de lo más afectuosas, para un presidente al que los electores decidieron retirar del poder después de solo un periodo, pero que transformó su legado gracias a décadas de servicio por las que recibió el Premio Nobel de la Paz.

En los meses transcurridos desde que regresó a su hogar en su pequeña ciudad para esperar el desenlace, el gran número de conmemoraciones han sido alentadoras para su familia y amigos. En vez de un funeral sin su asistencia, Carter ha recibido elegías en vida y ha sido objeto de tributos en distintas partes del planeta. Parientes y asesores afirman que comprende lo que se ha escrito y dicho, y está profundamente agradecido.

“Siente un gran regocijo de que se hable sobre su presidencia y el periodo posterior a ella”, dijo Paige Alexander, directora ejecutiva de la institución sin fines de lucro Carter Center, que ha sido el núcleo de su trabajo de filantropía las últimas cuatro décadas. “En muchos sentidos, eso lo mantiene animado, además del helado de mantequilla de maní”.

Carter se jubiló de la vida activa que llevaba hasta no hace mucho. Las llamadas que tenía con regularidad con Alexander ya no son tan frecuentes. Lo que lo animó durante tanto tiempo no fueron los entresijos de la actualidad diaria, sino los proyectos a los que dedicó su vida, como erradicar ciertas enfermedades de los países en desarrollo.

“No preguntaba sobre política o economía”, recuerda Alexander. “Solo quería saber cuál era el recuento de gusanos de Guinea”.

Aunque Carter tiene días buenos y días malos, no ha perdido su perspicacia ni su sentido del humor de cascarrabias. Alexander recordó una conversación telefónica que tuvieron en el verano cuando hizo alusión a que se aproximaba el gran día.

“Por si no hablamos antes de tu cumpleaños, feliz cumpleaños”, recuerda haberle dicho.

“Voy a cumplir 99”, respondió. “No sé qué tiene eso de feliz”.

De cualquier manera, la familia Carter, tanto los parientes por consanguinidad como quienes han formado parte de su círculo cercano desde hace tiempo, planean distintas celebraciones para conmemorar el hito de su casi centenario el 1 de octubre.

El Centro Carter les pidió a sus simpatizantes enviar fotografías o videos para armar un mosaico digital. Recibió 6000 en los primeros tres días de celebridades como Martin Sheen y Jeff Daniels y también de gente común y corriente de África y otras partes del mundo. El 18 de septiembre, en el Madison Square Garden en Nueva York, Peter Gabriel dirigió a la audiencia para cantarle “Feliz cumpleaños, Jimmy”.

La noche siguiente, la Fundación Bill y Melinda Gates anunció que Carter y su esposa, Rosalynn Carter, eran los ganadores del premio que otorga esa institución por logros de toda una vida; Alexander recibió el premio en su representación. El Museo y Biblioteca Presidencial Jimmy Carter realizará una ceremonia de toma de juramento por naturalización con nuevos ciudadanos estadounidenses el día de su cumpleaños. David Osborne, conocido como el “pianista de los presidentes”, se presentará en la iglesia bautista Maranatha de Jimmy Carter.

Carter no sufría ningún malestar particular que lo llevara a buscar cuidados paliativos en febrero, según algunas personas cercanas a él, pero estaba cansado de ir y venir del hospital y prefería pasar sus últimos días en casa con su esposa. Según su definición, los cuidados paliativos se ofrecen a pacientes con enfermedades terminales cuando la prioridad ya no es darles más tratamiento, sino reducir el dolor y la incomodidad que surgen al aproximarse el fin de su vida. Están dirigidos a pacientes que no se espera sobrevivan más de seis meses.

Quizá no debería haber sorprendido a nadie que Carter ignorara ese plazo. Ha desafiado a la muerte más tiempo que todos los demás hombres que han ocupado el Despacho Oval. En 2015, venció al cáncer que se había propagado a su cerebro. En 2019, se recuperó de varias caídas, incluida una que le rompió la cadera. “Se ha enfrentado en varias ocasiones a situaciones que creía eran el fin”, dijo Jason Carter.

En la actualidad, pasa sus días en el hogar en que ha vivido con Rosalynn Carter desde 1961, una casa de un piso con dos dormitorios tan sencilla que The Washington Post alguna vez calculó que valía menos que los vehículos del Servicio Secreto estacionados al frente. Sus hijos y nietos se turnan para visitarlos y tiene un equipo de cuidadores, pero no ha visto a ningún médico en más de seis meses. El presidente Joe Biden llama de vez en cuando para saber cómo está.

“Vive día a día”, dijo Kim Fuller, su sobrina. Los hijos algunas veces le leen las noticias y ve los juegos de los Braves por televisión. “Le gritan al televisor y hacen todo lo que cualquiera hace normalmente cuando ve el béisbol”, dijo Fuller.

Carter ya no puede enseñar la escuela dominical en Maranatha como lo hizo durante tantos años —el sitio web de la iglesia dice casi con optimismo que no va a enseñar “hasta nuevo aviso”— por lo que Fuller ha tomado el relevo.

Su tío la ve todos los domingos en directo a través de Facebook. Al principio, le hacía críticas. “Me decía si había dicho algo que no era del todo correcto”, explica. “Ya no lo hace. Lo echo de menos. Me gustaría que lo hiciera”.

Rosalynn Carter, la refinada ex primera dama que hizo de la promoción de la salud mental una causa durante su tiempo en la Casa Blanca, anunció en mayo que tenía demencia, y ambos pasan los días juntos en calma. Hace poco celebraron su aniversario número 77. “Está muy contenta”, dijo Jason Carter. “Se la pasa recordando algunos de los momentos maravillosos que ha vivido”. Como dijo Alexander: “No dejan de darnos lecciones de dignidad y gracia”.

Fuller comentó que organizó el mes pasado una liberación de mariposas en la casa para celebrar el cumpleaños número 96 de Rosalynn Carter. También dijo que su tío está consciente de que su cumpleaños se aproxima.

“Quiere llegar a los 99, lo sé bien”, dijo. “El último mes ha sido distinto para él”, añadió, pero “todos los días pido que logre llegar a los 99”.

“Es agridulce”, añadió. “Todos hemos estado en ascuas desde febrero. Cada día es una celebración”. Pero como su tío ha demostrado una y otra vez durante casi un siglo, nadie le va a ordenar nada. “Hará exactamente lo que quiera cuando quiera”.

Para Carter, cualquier celebración de cumpleaños será en casa, rodeado de la familia.

“Está significativamente limitado físicamente y está llegando al final, no hay duda de eso”, dijo Jason Carter. “Creo que se siente frustrado por ello. Pero está en casa. Está con su mujer. Están enamorados. Están en paz y no se puede tener más que eso. Ciertamente no obtienes más de lo que ellos obtuvieron de esta vida. Y el final es exactamente como uno esperaría que fuera”.

Peter Baker es el corresponsal jefe del Times en la Casa Blanca y se encarga de cubrir al presidente Joe Biden y su gobierno. Ha cubierto a los últimos cinco presidentes estadounidenses y a veces escribe artículos analíticos sobre la continua participación del expresidente Donald Trump en la vida pública, situándolo en un contexto y un marco histórico más amplio. Más de Peter Baker




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